«Kaundy Poty» Música de Luis Carlos Lupo Encina.

«Cuando tenía 7 años, despertó en mí el amor por el arpa, mi tío Fausto Encina en Kaundy. A mi padre, le preocupaba la deficiencia de mi brazo y de mi mano derecha. Pensaba que no podría realizar las duras tareas del campo. Por eso también aceptó que me interesara por el arpa. En contra de los prejuicios contra los músicos nativos de ese tiempo, me facilitó para estudiar la ejecución del instrumento.
Él, al comprobar mi creciente y firme interés por la música, invirtió el ahorro de la zafra de un año que juntó con la venta de la caña de azúcar y me compró el arpa. Su precio fue de mil quinientos guaraníes, que adquirió de Juan Crisóstomo, fabricante y prestigioso maestro. Cristino Báez Monges fue uno de sus discípulos.
Me inicié como intérprete en la escuela Cervantes. Tocaba en las veladas que se organizaban con motivo de las fiestas tradicionales y patrióticas. Mi padre, orgulloso y muy feliz, me pedía que homenajeara a los vecinos con mi ejecución en las reuniones familiares. Él, tenía alma de artista, y tal vez, no llegó a encontrar la oportunidad que a mí me ofrecía con todo su afecto y generosidad».
(texto extraído del Libro Autobiográfico de Luis Carlos Lupo Encina titulado Arpa Paraguaya: de Kaundy a Vietnam. Páginas 4-5).
«Nuestro Amor» Letra y Música de Luis Carlos Lupo Encina.

«Desde temprana edad, me caractericé por la excesiva ternura de mi corazón y el amor me llevaba raudo por los secretos túneles de la aventura idílica. La dulzura de la mujer peruana me transportó al «amor a primera vista». Todo concluyó en una primera composición que escribí en ritmo incaico, para la hospitalaria y noble mujer que prendió su hechizo en mi tierno corazón de adolescente».
(texto extraído del Libro Autobiográfico de Luis Carlos Lupo Encina titulado Arpa Paraguaya: de Kaundy a Vietnam. Página 40).
«Carlitos» Música de Luis Carlos Lupo Encina.

«Margarita» Letra y Música de Luis Carlos Lupo Encina.

«Easy Come, Easy Go» Letra y Música de Luis Carlos Lupo Encina.

“Cuando conocí a Hannelore Götzl, puedo asegurar que conmigo se cumplió el dicho del amor a primera vista. No sé si es elegante contar que a la vez, yo la conquisté como un pez por la boca, invitándola a degustar mi sabroso guiso de arroz, popular comida de los hogares de nuestro país.
Después de muchos años, ella me confesó que aquel guiso de arroz le encantó y eso le hizo pensar que podría vivir conmigo. Pero en realidad, lo que se guardó muy bien en decirme es que estaba asegurando un cocinero exclusivamente para ella.
Cuando Hannelore me declaró su íntimo pensamiento, yo a mi vez le manifesté que deseaba morir a su lado”
(texto extraído del Libro Autobiográfico de Luis Carlos Lupo Encina titulado Arpa Paraguaya: de Kaundy a Vietnam. Página 135-136).
«El ángel que me guía» Letra y Música de Luis Carlos Lupo Encina.

«Confieso sinceramente que tenía miedo de morir en tierras extrañas y quizás porque soy muy creyente tengo en mi mente que cada persona tiene un ángel de la guarda, como mi papá, en aquella circunstancia, de su extravío en el chaco en que su ángel le guió para encontrar el camino. A mi me ocurrió algo parecido. Un ángel me inspiró esta canción para mi retorno definitivo al Paraguay luego de haber recorrido el mundo durante 26 años».
(texto extraído del Libro Autobiográfico de Luis Carlos Lupo Encina titulado Arpa Paraguaya: de Kaundy a Vietnam. Página 130).
«A mi Sapukai» Letra y Música de Luis Carlos Lupo Encina.

Viví intensos años en Sapukai. Para mi es mi segunda tierra natal. Cuando la cuadrilla volante de mi hermano terminó su quehacer en ese pueblo fue trasladado a la ciudad de Asunción. Y yo le acompañé a la capital. Pero Sapukai quedó para siempre en el latido de mi corazón. Después de recorrer durante 26 años, más de 60
países de los 5 Continentes, la volví a ver. Invitado por mi amigo de infancia, Sinecio Dávalos, fuimos a visitar a mi querido Sapukai. Al regresar no pude evitar la tristeza que me causó encontrarla tan abandonada. Tuve la impresión de que se había detenido en el tiempo. Y hasta diría que había un silencio que ocultaba alguna profunda pena. La emoción de mi retorno a ésta comunidad campesina se tradujo en ésta canción:
(texto extraído del Libro Autobiográfico de Luis Carlos Lupo Encina titulado Arpa Paraguaya: de Kaundy a Vietnam. Página: 27).
Mensaje Lomitãme Letra y Música de Luis Carlos Lupo Encina.

Sting, el cantante inglés, alrededor del 1990, había visitado la Amazonia, invitado por los indígenas de la región deseosos de ingresar al mercado globalizado de las comunicaciones y defender su patrimonio ecológico acosado por las ambiciones de los poderosos. El artista volvió convertido a favor de la causa de los nativos amazónicos y su voz reclamó que otras gargantas de la tierra se sumaran a su empeño personal.
Un nativo de Kaũndy -káva hũndy-, compañía de Félix Pérez Cardozo, departamento del Guairá, arpista y compositor, residente por entonces en Bélgica, escuchó el llamado de su colega. Luis Carlos Encina, cuyo verdadero nombre es Lupo Encina (venido al mundo el 25 de setiembre de 1946) pensó sin embargo que en su país también había mucho por preservar ante la invasión de los destructores de hombres y naturaleza. Le interesaba, cómo no, ese pulmón del mundo inserto en el circuito de la promoción, pero creyó que era su obligación recordar el mal que sufría su propio país lejano, al que pronto regresaría ya para quedarse.
Lupo, a quien el almanaque Bristol , le había adjudicado este nombre, desde niño se interesó por la música. Su tío Fausto Encina fue el que le otorgó la emoción de que sus dedos torpes todavía ensayaran el primer arpegio de su vida con ese instrumento. A los 7 años, ya estaba en el mismo sendero de su coterráneo Félix Pérez Cardozo. Cada día caminaba hasta Villarrica —ida y vuelta—, tres leguas (15 kilómetros). Aprendía el contenido de los libros, pero en su mente sólo sonaban esas cuerdas capaces de imitar las voces del entorno de una manera casi mágica.
Su padre, Félix Encina, chakore de ley, hombre cabal y trabajador, le dio el segundo alegrón inmenso de su existencia. Contaba con el consentimiento de su esposa, doña Luciana. El dinero de una cosecha de takuare’ê —1.500 guaraníes—, fue destinado a la compra de un arpa. Lupo, cuando recibió el regalo, de contento, quiso trepar hasta la estrella más alta del firmamento.
El gesto de sus padres respondía a la practicidad de la sabiduría campesina. La viruela había dejado en el niño su marca. El tendón de uno de sus brazos quedó atrofiado. Lupo, como sus otros hermanos —eran 9 en total, incluyendo las hermanas—, no sería ya apto para las tareas de la chacra. El arpa sería, entonces, su machete en la vida. Así pensaron sus progenitores. Y Luis Carlos (nombre artístico que le puso el locutor Héctor Velázquez en Radio Guarani) no les defraudó.
De Asunción, a los 17 años, partió el arpista con «Los mensajeros del Paraguay», dirigido por Mario Llanes. Recaló en Europa y, desde allí, recorrió el mundo. Estuvo en Vietnam, Singapur, Tailandia, Australia y otros países del orbe.
Éste es el que había escuchado a Sting. Y se había puesto a componer “Mensaje lo mitâme”, destinado a los suyos, desde su propia realidad. Por eso aparecen los elementos propios de su cultura, con la visión centrada en el cuidado del ambiente. Va, incluso, más lejos, al proponer también la defensa de la libertad y la democracia, que acababan de renacer en el Paraguay con el derrocamiento, en 1989, del dictador Alfredo Stroessner.
«Balada a mamá» Musica de Luis Carlos Lupo Encina. Letra de Mario Hugo Sanabria.

La última vez que la vi a mi querida mamá.
En el año 1980 volví al Paraguay después de una ausencia de 10 años.
Estuve de vacaciones por un mes. A mi madre la encontré bastante bien, pero muy flaca. Durante mi permanencia, ella me mimó mucho y charlábamos largamente durante las tardes. Cuando volví a Europa compuse una melodía para ella pues desde aquella última vez que estuvimos juntos me embargaba una honda tristeza al recordarla.
Un año después, concretamente en el año 1981, cuando estaba planeando un viaje para verla y hacerle escuchar su música, la llamó Dios. Y yo ni pude venir a su entierro.
Un domingo del año 1995 fui a visitar el programa “Mi canto, mi gente, mi tierra” que conduce el gran comunicador y amigo de los artistas: Enrique Santomé en Radio Nacional, con la colaboración de Rosalba Denis. Interpreté la balada y escuchó Mario Hugo Sanabria, en aquel entonces director de la radio. Me felicitó y me dijo que la música le tocó las fibras más íntimas de su ser. Me propuso ponerle letra, yo acepté y así se completó.
(texto extraído del Libro Autobiográfico de Luis Carlos Lupo Encina titulado Arpa Paraguaya: de Kaundy a Vietnam. Páginas 124, 125).
«Ciudad del Este» Música de Luis Carlos Lupo Encina. Letra de Miguel Gómez.

Miguel Gómez, uno de mis mejores compañeros y co-autor
Con Miguel Gómez, desde mi vuelta al país, nos hicimos asíduo y me dió un verso que escribió hacía tiempo dedicado a la ciudad jardín: Ciudad del Este. Yo le puse música:
(texto extraído del Libro Autobiográfico de Luis Carlos Lupo Encina titulado Arpa Paraguaya: de Kaundy a Vietnam. Página 131).
«Heidi Heidi» Música de Luis Carlos Lupo Encina. Letra de Mario Llanes.

En Hong Kong, Arthur Rubinstein y Heidi
En Hong Kong, en Music Hall Theater, se presentaba el famoso pianista Arthur Rubinstein. Fui a escuchar el concierto y al terminar, en el Hall de la sala, amigos comunes, me presentaron, a la señorita Heidi. Esta joven alemana de cabellos negros y ojos azules, era secretaria del consulado alemán. Se produjo entre nosotros un «flechazo». Y de ahí ya fue todo amor, intenso, breve, y apasionado. Y de ese amor nació una música que titulé: Heidi-Heidi, en homenaje a su hermosura y su poético nombre y mi compañero Mario Agustín Llanes, le puso letra a la canción:
(texto extraído del Libro Autobiográfico de Luis Carlos Lupo Encina titulado Arpa Paraguaya: de Kaundy a Vietnam, Páginas 97 y 98).
«Vielen Dank Amigo» Letra y Música de Luis Carlos Lupo Encina.

Otfried y Matilda fueron íntimos amigos de los padres de mi esposa; Hannelore; Kurt Götzl y su señora Ría Auer, cuando ellos murieron, el matrimonio Otfried y Matilda, brindaron todo su afecto filial a Hannelore, como expresión de gratitud hacia ellos, compuse una canción en alemán, con algunas palabras en castellano.
Traducción al español.
Amiga Matilda, gracias a ti.
Amigo Odfried, gracias a ti.
Tan hermosa es la nieve en la montaña.
Y abajo el valle, floreciendo está.
Oooh… Brindemos amigos.
Oooh… Bailemos amigos.
Junto al fuego, no estemos tan solos.
Juntemos las manos por nuestra amistad.
(texto extraído del Libro Autobiográfico de Luis Carlos Lupo Encina titulado Arpa Paraguaya: de Kaundy a Vietnam. Página 135, 136).
«Hiroshima» Música de Luis Carlos Lupo Encina.

«Un secreto de amor» Música de Luis Carlos Lupo Encina. Letra de Hannelore Götzl; su esposa.

«Guyra’i Purahéi» Música de Luis Carlos Lupo Encina. Letra de Rudi Torga.

«Mi pequeño gran país» Música de Luis Carlos Lupo Encina. Letra de Rudi Torga.

música, nuestro idioma y nuestras canciones paraguayas e indoamericanas: en el exterior. Yo cumplí mi misión: con el arpa, entre muchos otros colegas.
Y como compositor necesitaba de la complementación de una poesía, para
concluir este ñemonbe’u pukú (Esta larga confesión), por Io cual solicité la colaboración de Rudi Torga, para manifestar mi pensamiento y mi preocupación. Coincidimos en que no se justifica que nuestra patria esté llegando a la extrema pobreza, tan rica sin embargo en tierra fértil, donde nuestro pueblo desde su heróica historia ha forjado una cultura que está a la altura de la de todos los pueblos del mundo. Así unimos nuestras ideas y nuestras esperanzas en la canción: Mi pequeño gran país.
(texto extraído del Libro Autobiográfico de Luis Carlos Lupo Encina titulado Arpa Paraguaya: de Kaundy a Vietnam. Página 156, 157).
«Arpegio para ti» Música de Luis Carlos Lupo Encina. Letra de Rudi Torga.

(texto extraído del Libro Autobiográfico de Luis Carlos Lupo Encina titulado Arpa Paraguaya: de Kaundy a Vietnam).